lunes, 13 de julio de 2015

sistema de suspension

Sistema de suspensión del auto: definición, partes y principales fallas

Este sistema absorbe todas las deformaciones propias del camino, para que no lleguen a la carrocería, ni las sientan los pasajeros en el habitáculo.
Sistema de suspensión del auto
¿Muelles? ¿Amortiguadores? ¿Recuerdas dónde has escuchado estas palabras? Vamos, ambos son parte de uno de los sistemas más importantes del auto: el sistema de suspensión, aquel que se encarga de que nuestros viajes sean confortables, a pesar de las irregularidades del terreno por donde vayamos.
¿Confortables? Sí, pues precisamente este sistema es el encargado de absorber todas las deformaciones propias del camino y de que éstas no lleguen a la carrocería, ni las sientan los pasajeros en el habitáculo. Además, permite que el conductor tenga un mejor control del vehículo.
¿Cuáles son sus partes? El sistema de suspensión está conformado por los muelles, que están colocados entre el bastidor y lo más próximo a las llantas, y recogen directamente las irregularidades del terreno, absorbiéndolas en forma de deformación. (Estos muelles pueden ser, a su vez, ballestas, muelles helicoidales o barras de torsión).
También intervienen los amortiguadores, los cuales pueden ser de fricción o hidráulicos, aunque en la actualidad sólo se usan estos últimos. Los hidráulicos, a su vez, pueden ser giratorios, de pistón o telescópicos; aunque todos están basados en el mismo fundamento. Y, por último, están las barras estabilizadoras, que contienen la tendencia a inclinarse de un vehículo, cuando estos toman una curva con mucha rapidez.
Todo bien hasta ahí, ¿pero cómo funciona? Simple: cuando la llanta choca contra una irregularidad del terreno, el muelle se comprime absorbiendo esa irregularidad. Al acabar de comprimirse, el muelle se expande asegurando el contacto del vehículo con el terreno. Cuando se expande del todo, vuelve a comprimirse y así sucesivamente.
Aquí es importante resaltar la importancia del amortiguador. Solo imaginemos que el muelle trabaje de forma aislada, simplemente iría rebotando hasta disipar toda la energía acumulada, lo que provocaría un balanceo excesivo para incomodidad de los ocupantes del vehículo. Pues para eso está el amortiguador, para acabar con ese rebote del muelle.
Y si el sistema de suspensión anda mal, ¿cómo notarlo? Frecuentemente el desgaste de este sistema se debe al envejecimiento progresivo de los amortiguadores. Cuando estos están gastados, el fluido pasa rápidamente de una cámara a otra, el muelle bota y rebota y el vehículo se convierte en una pelota dando botes interminables.
Este desgaste se da lentamente, a menos que se lleve el auto por caminos muy duros y este brinque en vez de rodar. Para darse cuenta de que el sistema anda mal, basta con darse cuenta de los siguientes síntomas: desgaste irregular de las llantas, vibración acentuada de las luces en la noche o una excesiva inclinación de la parte delantera del vehículo al frenar.
Si notamos algo de esto, es mejor llevar el carro a un taller, aunque la vida útil de los componentes del sistema de suspensión ronda los 80 mil kilómetros.
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